domingo, 18 de octubre de 2015

Sencillos juegos que despertarán su sonrisa

Os presentamos unos sencillos juegos que despertarán la sonrisa de tu pequeño, al tiempo que le aportarán bienestar y confianza. Una forma divertida de estimular al bebé.


El avioncito: Eleva al pequeño manteniéndole estirado boca abajo y desplázale haciendo el "avión" por la casa. El sonido es muy importante: acompaña las "maniobras" imitando el ruido del motor. De vez en cuando, crea el efecto "vacío de aire": el niño sentirá un escalofrío provocado por la impresión de estar cayendo. Suéltale y vuélvele a coger enseguida, para ver cómo intenta flotar: es un excelente ejercicio para entrenar su capacidad acuática.
¿Qué vamos a construir hoy?: Coloca al niño sobre la alfombra, en el suelo, junto a los objetos que le ofrecerás como estímulo. Los recipientes, encajados o apilados uno encima de otro, se transforman en ciudades, castillos, rascacielos, trenes, etc. Cuando juegues con él, no impongas tu habilidad y respeta su ritmo. Hazle sentir tu presencia, pero sin invadir los espacios de iniciativa de tu hijo, aunque debes quedarte junto a él para darle confianza, tranquilizarle y apoyarle. Subraya con un aplauso y un "bravo" tanto los éxitos como los fracasos (por ejemplo, cuando una torre se derrumba). Esta diversión también es adecuada para los niños más mayorcitos (hasta 3-4 años).
Mi amiga la flor: No importa si todavía no sabe caminar. En este caso, el pequeño subirá a bordo de la silla de paseo, y seréis vosotros quienes le empujéis hacia el descubrimiento de la naturaleza. Enseñar a los niños a observar las plantas como seres vivos es algo fantástico. Explica al niño la historia de estos amigos especiales, que tienen un cuerpo en forma de tallo y ramas cargadas de hojas y flores de colores. Si se ofrecen explicaciones al pequeño, empezará a familiarizarse con el medio ambiente. Si, además, el cuento se adorna con algún detalle fantástico, el juego ya está servido.
Tú tiras, yo recojo: A los 6-8 meses, el niño empieza a descubrir que sus acciones "influyen" en el mundo, lo que coincide con la etapa en la que tira al suelo todos los objetos que le pasan por las manos. Agáchate a recoger el sonajero, la cucharita o el muñeco tirados por el niño, y devuélveselos. Con toda probabilidad, el pequeño volverá a lanzar el objeto, por el puro placer de ver tu "respuesta", estableciendo, así, una comunicación contigo. Es muy importante saber cuándo hay que parar (por ejemplo, en cuanto el niño dirija la atención hacia otro objeto), para que esta acción no se vuelva repetitiva y pierda interés.


 http://babycucadas.com/

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